La cultura de una empresa se respira, pero no se puede tocar. Se construye poco a poco y es difícil de cambiar. Son los hábitos, valores, experiencias, comportamientos; el fruto de las interacciones y acciones del equipo humano que compone cada una de las organizaciones.
Las personas somos capaces de recordar un cuento que nos contaban de pequeños, una historia que aprendimos en un campamento o el guion de una película que vimos hace años. Los elementos narrativos son más sencillos de compartir y sentir que el valor de un grupo de indicadores, un listado de valores, un conjunto de normas, cientos de protocolos o herramientas. Estos últimos concretan la cultura de una empresa, pero comparados con el poder de las historias… Las historias llegan a las emociones de las personas y entonces se quedan en ellas. Será porque lo llevan haciendo durante siglos. Y ésta es la base de la herramienta de marketing «storytelling» o narración de historias.
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