¿Quieres saber cuál es la pócima secreta de Equipo Humano?
Albert Einstein afirmaba que la creatividad es la inteligencia divirtiéndose. La educación, mecanismo regulador y transformador de la inteligencia, es el primer peldaño de la creatividad.
La educación facilita los ingredientes, la creatividad los cocina. Les otorga un significado. Sabor, textura, vista y olor se combinan entre sí para ofrecer un resultado único y diferente.
Mediante la creatividad se pueden cocinar muchas cosas y no necesariamente comestibles. Las mismas condiciones que utilizamos para idear un buen plato sirven para imaginar un coche distinto y, también, para construir un producto diferente de consultoría.
Muchos son los ingredientes de la creatividad y muchos podremos encontrar en la bibliografía científica, pero dos condiciones permanecen constantes, importando muy poco su ámbito de aplicación.
Son la inteligencia y la diversión.
En muchas ocasiones, las escuelas al no ser divertidas matan la creatividad (1). Precisamente, esos son los fundamentos de la consultoría creativa, a la que iremos haciendo constantes referencias a lo largo de este artículo.
Mediante la creatividad inventamos e imaginamos cosas diferentes que luego hacemos reales y posibles. Pero, además, la creatividad es una parte esencial en el desarrollo de la vida.
Educación y creatividad van a la par, una depende de la otra y recíprocamente. La educación nos transforma y la creatividad nos proyecta permitiendo que nos expresemos haciendo las cosas que más nos interesan y divierten.
De hecho, la palabra que definía la educación en la antigua Grecia, uno de los primeros lugares en los que apareció, es paideia que más tarde se tradujo al latín como humanitas: aquello que nos hace profundamente humanos, nos otorga libertad y la plenitud vital.
En definitiva, educar es humanizar y humanizar es educar.
Aun más, tal como dice Emilio Lledó (2), sin las humanidades no hay nada.
Desde la tradición griega clásica se afirma que humanizarse es conocerse a uno mismo. Y a esa posibilidad sólo se accede desde el lenguaje. Con un lenguaje mediante el que podamos llegar o acceder al otro. Repleto de humanidad, de sentimientos, de ideas. No vale sólo patinar por el lenguaje que se nos entrega, sino que hay que profundizar en él.
Así pues, la principal finalidad de las humanidades es reconocer y ayudar a desarrollar la cultura y las maneras de sentir, pensar y actuar de las personas.
El instrumento que lo posibilita es el conocimiento, adquirido mediante la educación y la experiencia. Lo que no se aleja mucho de la consultoría de recursos humanos.
Aunque, bien entendido, un humano está muy lejos de ser un recurso y muy cerca de ser una persona.
Es decir, interpretando al empleado/a como un ser humano racional y consciente, capaz de tomar decisiones, resolver problemas y que asume la responsabilidad de sus propios actos. Este es el primer paso de una consultoría creativa y humanista.
Los humanos no somos un recurso.
No se trata de Recursos Humanos, sino de Recursos de los humanos. Es decir, los humanos tenemos recursos que utilizamos para generar conocimientos, tomar decisiones y resolver problemas.
En Equipo Humano afrontamos la crisis, la incertidumbre y la complejidad que la caracterizan, siguiendo la filosofía: Los recursos no son personas sino lo que estas personas son capaces de imaginar, crear y hacer.
Somos cocineros que cocinan deconstruyendo los productos de consultoría y volviendo a construirlos adaptados a nuestros clientes.
Ese es nuestro humanismo y nuestra forma de entenderlo. Humanos cocinando para otros humanos, considerando sus singularidades y sus diferencias.
Nuestros procesos son únicos, diseñados a medida y cocinados con el espíritu de los restaurantes con estrellas Michelin.
Deconstruidos y, después, construidos con conocimiento, capacidad de reflexión y libertad. Hacemos lo mismo pero de otra manera.
Un diagnóstico organizacional siempre será un diagnóstico organizacional, pero en Equipo Humano es diferente.
Lo es por dos razones fundamentales. Nuestra cercanía y conocimiento del contexto empresarial en el que operamos y la implicación personal y humanista desde la que intervenimos.
No hacemos fabricación en serie. Hacemos trajes a medida.
Manejamos similares ingredientes pero los tratan personas diferentes, estos consultores se divierten haciendo su trabajo e inventan procedimientos únicos adaptados a las demandas específicas de una empresa u organización en particular.
Deconstruyen los conceptos, las metodologías y las teorías, los cambian y los reinventan. Es decir hacen alta cocina para satisfacción de sus clientes, degustan lo que hacen y están en constante búsqueda de nuevos ingredientes y sabores.
Aunque, de un tiempo a esta parte, la palabra deconstrucción hace referencia a la cocina de Ferran Adrià, en realidad tiene su origen en la propuesta filosófica del francés Jacques Derrida (3). Proviene del verbo deconstruir, traducción del francés déconstruire.
Esta idea se emplea tanto en la filosofía como en la teoría literaria haciendo referencia a la deconstrucción de una estructura conceptual a través de un análisis intelectual. Es decir, deshacer lo construido para volver a construirlo.
En cocina la deconstrucción consiste en transformar las formas, texturas y temperaturas de un plato respetando sus sabores y armonías. Un acercamiento así requiere un laboratorio, creatividad, inteligencia y diversión. Esas son las condiciones operativas de Equipo Humano.
Nos podemos equivocar pero lo aceptamos y procuramos corregirlo cuanto antes.
Esa es nuestra filosofía: no se puede hacer alta cocina sin arriesgarse, sin innovar, sin un laboratorio de ideas y sin deconstruir constantemente.
Pensamos que gestionar es tomar decisiones acertadas en contextos inciertos con recurso escasos. Siguiendo esta forma de entender la gestión añadimos valor a lo que hacemos, y eso solo se puede hacer inventando y creando nuevas alternativas.
En Equipo Humano hacemos una consultoría creativa y humanista.
Nuestra filosofía se basa en la idea de que los problemas y las dificultades tienen solución siempre que consideremos a los empleados como personas (no como un recurso) y que combinemos bien los ingredientes: nuestras metodologías, procedimientos y experiencias, poniéndolos al servicio de nuestros clientes.
Nos podemos equivocar, somos humanos, pero de eso también se aprende. Nosotros lo hacemos constantemente. En realidad, somos unos cocineros muy especiales, somos o pretendemos ser diferentes.
Sí, somos diferentes pero eso lo dicen todos. Como en una cocina de Estrella Michelin los humanos de Equipo Humano cocinamos los mejores platos para servirlos a nuestros clientes.
Utilizamos la pureza de los ingredientes naturales, que en nuestro caso son las metodologías, las teorías, los conceptos, pero aterrizados en la realidad inmediata y con un fin absoluto: que nuestro comensal salga satisfecho y tenga las expectativas cumplidas.
No somos unos cocineros convencionales. Somos cocineros pero de la conducta humana. Somos los artífices de grandes proyectos, pero la grandeza no es por la envergadura de la misma, sino por lo maravilloso de aprender día a día.
En todo momento utilizamos nuestra pócima secreta, la creatividad, porque creemos en ella y pensamos que marca la diferencia en un mundo cada vez más burdo y soez.
En psicología la creatividad se define como un proceso para la génesis de productos, ideas o cosas originales siguiendo caminos poco ortodoxos, recurriendo a la información disponible y para solucionar problemas, más o menos, específicos.
También, en psicología, asociamos la creatividad con la autorrealización personal, ya que facilita el desarrollo de las capacidades y habilidades intelectuales.
Sabemos que la creatividad es un potencial humano, está en todos aunque no lo esté de igual manera.
Trabajando y desarrollando ciertas aptitudes, actitudes y conductas es posible generar comportamientos creativos.
La fluidez mental, la originalidad, la flexibilidad cognitiva, el pensamiento divergente, la audacia, la competencia, la motivación intrínseca y un entorno creativo son los “mecanismos psicológicos” de la creatividad.
Existe, por otra parte, una idea estereotipada, facilitadora de algunas creencias erróneas.
Algunos creen que la creatividad se asocia con el nivel cultural o que es un don, basado en la genética, imposible de ser aprendido: se tiene o no se tiene.
Otros la confunden con la desorganización cognitiva, de tal manera que interpretan la creatividad como el resultado de personas destarifadas y destructuradas mentalmente.
Sin embargo, hoy existe bastante consenso científico para considerar la creatividad como una potencialidad humana, a la que todas las personas pueden acceder.
El conjunto de influencias sociales, junto con la educación, el devenir histórico y la cultura, son los principales factores asociados con la génesis y el desarrollo de la creatividad.
Somos biología, sí, pero además somos cultura y aprendizaje.
Esta tríada se opone al cerebrocentrismo que nos invade y propone un ser humano capaz, que aprende en el seno de una cultura en la que las potencialidades biológicas, psicológicas y sociales (4 y 5) se desarrollan para dar lugar, entre otras cosas, a la inteligencia, la diversión y la combinación entre ambas, cuyo resultado, como diría Einstein, es la creatividad.
Hay muchas empresas en el mundo que se dedican a crear proyectos singulares basados en la creatividad como, por ejemplo, IDEO (6), cuya principal finalidad es resolver dificultades y desafíos de empresas mediante el desing Thinking.
Hay muy pocas cuyo ámbito de intervención se focalice en los recursos (de los) humanos.
Esa es la principal característica de nuestro modo de hacer:
Trabajar con los recursos de los humanos y hacerlo de forma creativa.
Hacemos, o pretendemos hacer, una consultoría creativa colindante con y similar al diseño creativo.
Cuando nos referimos a la consultoría creativa estamos haciendo referencia, además, a una consultoría compartida entre consultores, directivos y empleados de una empresa.
Es decir, las partes que componen una intervención específica se comprometen conjunta y recíprocamente.
Los consultores de Equipo Humano tomamos la iniciativa, entre otras cosas, para obtener la implicación y la complicidad creativa de nuestros clientes.
Cuando esto se consigue y armoniza, los resultados suelen ser excelentes.
Comer en un buen restaurante Michelin conlleva similar proceso. Un comensal es para nosotros los humanos de Equipo Humano como la madre naturaleza, la debes querer, escuchar, abrazar, orientar, y siempre acompañar en su crecimiento pues somos los creadores de sueños, de futuro y debemos cocrearlo con nuestro cliente.
Ahí está la cuestión, en la creatividad cocreada. Las personas que nos dedicamos a la gestión de los recursos (de los) humanos no debemos olvidar nunca que estamos hablando de personas, organizaciones, empleo y que se deposita en nosotros y nosotras una confianza, una esperanza de cambio y mejora.
Pero no debemos engañarnos, gestionar una consultora creativa como si fuera un restaurante de Estrella Michelin no es fácil.
Tampoco lo es cuando se apuesta por las personas, ya que es frecuente que en tiempos de crisis las personas pasemos a ser un recurso.
Algunos dirán que es un recurso valioso pero, muchos de entre ellos y en demasiadas ocasiones, se quedarán en las palabras y no irán mucho más lejos.
Nosotros queremos ser cocineros con estrella Michelin. Utilizamos las mejores técnicas para crear un plato distinto, sabroso, con aromas y texturas diferentes con la intención de que el comensal lo valore como bueno, diferente y atractivo.
¿Te gustaría que diseñáramos un plato especial para ti ahora que conoces nuestra pócima secreta?
Por Jose Enrique García, Director General de Equipo Humano.