El TALENTO fue originariamente una moneda usada en la zona del Mediterráneo en la antigüedad, cuando los griegos y los romanos eran los jefazos.
En el texto bíblico del Nuevo Testamento, en el evangelio escrito por el apóstol Mateo aparece este concepto, dentro de una parábola, que seguramente conoces o has escuchado alguna vez: la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30). No, no vamos a hacer una sesión de catequesis. O tal vez sí.
Esto es lo que ocurrió, según la leyenda que corre por las aulas de las escuelas de negocios más prestigiosas del país:
El Director General de una empresa en pleno proceso de cambio llamó a su despacho al responsable del área de RR.HH. para darle el siguiente mensaje:
-Juan, sabes que estamos en un momento clave y decisivo para afrontar el futuro de nuestra organización con garantías de éxito. Y sabes que en gran medida ese éxito depende de la actuación y el desempeño de Dª. Juana Comercial, D. Juan Logístico y Dª. Juana I+D, que están al frente de las áreas clave de la compañía. Seguro que estás de acuerdo conmigo.
Juan RRHH estaba, por suerte para él, de acuerdo con su Director General, cuyo discurso continuó así:
-Necesitamos saber si sus talentos van a estar a la altura de lo que vamos a necesitar, tanto en cantidad como en calidad, y obrar en consecuencia (mensaje subliminal: sean cuales sean, lo suyo es que crezcan).
La idea de hacer un diagnóstico del talento disponible en la empresa ya la tenía en su cabeza Juan RRHH hacía algunas semanas, así que éste era el empujón que faltaba para lanzarse a llevar a cabo el proyecto.
Entusiasmado con la idea, suspendió sus planes del fin de semana y empleó su tiempo de descanso en trazar un plan para llevar a cabo el encargo del Director General. Tenía que prever todas las contingencias, definir bien cada fase, estudiar con qué medios podía contar, si disponía de la tecnología y el sistema de información adecuado, cuánto tiempo iba a costar, consecuencias que podían acarrear los posibles diferentes desenlaces del plan.
Por otra parte, era la ocasión perfecta para situar el área de RR.HH. en el rol de liderar, acompañar y dar soporte al resto de la organización en el proceso de adaptación a los nuevos tiempos, y esa idea era bastante seductora para Juan RRHH.
La primera fase del proyecto consistía en medir, en efecto, qué talentos (competencias) de los que la empresa tenía definidos en su estrategia, tenían los directores clave (cuántos, cuáles y cuánto de cada uno de ellos).
Se apoyó en las herramientas de gestión de RRHH que tenía a su alcance, para que su trabajo fuera profesional, objetivo, auditable y con resultados fiables.
A continuación se sentó con cada uno de los tres directores para hablar sobre los resultados de esa evaluación y los pasos a seguir: áreas de mejora, acciones formativas, cambios en departamentos o en funciones, conductas, actitudes, etc.
Estableció con cada persona fecha para medir los avances y celebrar una nueva puesta en común. De nuevo fue fundamental contar con una herramienta de gestión que permitiera hacer seguimiento de las acciones y tener controlado el proceso en todo momento. Esa inversión había valido la pena.
Pasados seis meses, y realizada la evaluación pertinente, llegó el momento de la verdad: Juana Comercial, Juan Logístico y Juana I+D sabían de cuántos talentos habían dispuesto, y era el momento de ver qué habían hecho con ellos, cómo los habían utilizado, si habían conseguido nuevos, si los habían cambiado por otros, si los habían perdido en el intento, etc.
“…20 Y llegando el que había recibido cinco talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos…”
“…22 Llegando también el que había recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes, he ganado otros dos talentos sobre ellos…”
“…24 Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo: Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y recoges donde no esparciste;
«…25 por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo…”
Para que los procesos de cambio en las organizaciones tengan éxito es imprescindible saber qué tenemos, qué necesitamos y cómo vamos a conseguirlo. Y disponiendo de una información objetiva y fiable se puede entablar un proceso de mejora continua a través de una comunicación sincera y constructiva, porque el desarrollo de los “talentos” es un continuum, está vivo, y las direcciones de personas de las organizaciones han de ser las que piloten el proceso con los medios adecuados para facilitar esa labor.
Atraer talento está muy bien, pero no basta. Se trata de generar talento desde el talento.
Federico Segarra. Humano de Equipo Humano.