Simon Sinek, bajo el concepto del liderazgo inspirador, creó un poderoso método basado en el «circulo de oro». Este tiene tres grandes engranajes basados en preguntas: el qué, el por qué y el cómo, siguiendo siempre este orden. Tres cuestiones que sirven para entender de dónde viene la inspiración de la que posteriormente nacen las ideas innovadoras.
Esta sencilla explicación se emplea en cualquier entorno, desde el marketing hasta un discurso de alguien que quiere inspirar a sus empleados. Las personas no compramos lo que hace una marca, sino que compramos por qué lo hacen. Esta es la gran diferencia. Por esa razón, cuando se vaya a contratar a alguien se debe hacer porque esa persona cree en lo que haces y no porque necesita un trabajo. La diferencia es que la primera trabajará convencida, porque lo cree; y la segunda sólo lo hará por el sueldo.
¿Por qué no aplicarlo entonces en una carta de presentación o una entrevista de trabajo? Practiquemos esta técnica de marketing personal en nuestra búsqueda de empleo.
Plantéate cual es tú «Por qué»; seguro que no es sólo una meta financiera (eso es el resultado), sino el propósito y la razón que hay detrás de tu trabajo. Tienen que saber por qué necesitan nuestro «producto», en qué forma cambiaríamos su organización, qué necesidades podemos satisfacer, cuál es la razón de ser del «producto» que se ofrece es decir, de nosotros. Es importante recalcar las creencias, valores y razón de ser de la persona que está ofreciendo su trabajo de esta manera los posibles empleadores se sienten identificados y se apela a su lado emocional.
Posteriormente expresa el «Cómo», recalcando las ventajas competitivas de «los productos» que se están ofreciendo, explicando de qué manera funcionamos y de qué formas la empresa puede contar con nosotros. Puedo dar a conocer mi forma de trabajar, mis competencias, mi valor diferencial…
En marketing al final se presenta el producto con sus características técnicas. Sería el «Qué», el punto en el que hablamos de nuestra formación, experiencia…etc.
Generalmente, en comunicación, vamos de lo más concreto a lo más abstracto, desde el exterior del círculo hacia el interior del circulo, es decir empezamos por lo que vendemos. Sin embargo, las marcas poderosas y los líderes que inspiran a las masas empiezan por lo que creen: desde el interior hacia el exterior, empezando por el por qué. Si lo hacemos de dentro hacia afuera, estaremos apelando al sistema límbico del ser humano, es decir, a los sentimientos. No contratan a la persona simplemente porque es un ingeniero o un economista con experiencia, sino porque se sentirá identificada con la marca de la empresa, seguirá la cultura de la marca y la hará propia.
Carmen Ortuño
Consultora Equipo Humano