José Enrique García, director general de Equipo Humano y presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios Valencianos (AJEV). En la entrevista concedida al diario digital Valencia Plaza, insistió en que no se pueden aplicar «viejas soluciones» para una situación tan excepcional como la actual.
La innovación no consiste en grandes proyectos que requieren grandes inversiones. Para innovar solo hay que satisfacer la necesidad del usuario final. Si sabes llegar al cliente de una forma diferente, ya eres innovador.
José Enrique García, (Valencia, 1973), psicólogo, director de Equipo Humano y presidente de la Asociación de Jóvenes Empresarios Valencianos (AJEV) observa que pese a vivir en una situación económica de excepción seguimos aplicando viejas soluciones, leyes y normativas. Parafraseando a Einstein cree que no podemos resolver problemas pensando de la misma manera que cuando los creamos.
Como muchos españoles también se siente perplejo ante la realidad. «En 2010 se aprobó facilitar a las empresas no liquidar el IVA si no lo habían cobrado. Seguimos esperando su aplicación». Y como ésta, otras muchas «que seguimos esperando». Le encanta leer, sobre todo sobre recursos humanos, corre medias maratones, es un gran soñador que quiere cambiar las cosas. Curioso, innovador y creativo. Se pierde navegando, por Internet. En el colegio un test determinó que sería buen astronauta. Se lo pensó mejor. Hoy es padre de una niña que disfruta, sobre todo los fines de semana, cuando se aísla para pasarlo bien en familia.
¿Con más formación hay menos crisis?
Por lo menos hay menos probabilidades de vivirla peor. Actualmente estoy realizando la licenciatura de ciencias del trabajo y recientemente leía una definición de 1783 sobre el empresariado en la que se decía que: los empresarios tenían que ser mucho más creativos y proactivos de lo que eran en esos tiempos. Así que sigue ocurriendo lo mismo. De todos modos hoy hay mucha más necesidad de recalificarse profesionalmente para encontrar una salida laboral.
Es psicólogo, ha realizado un MBA por la escuela de negocios Les Heures y un máster en prevención de riesgos laborales, ¿se imaginaba que lo suyo iba a ser no parar de estudiar?
Cuando acabé la carrera pensé: ya no estudio ni un domingo más. Y ahora aquí estoy estudiando domingos y festivos.
¿De la psicología a la empresa pasó por…?
Los recursos humanos. Era lo que más me gustaba y me especialicé. Trabajé durante unos años en el Servef, que recientemente ha presentado un ERE de extinción, y en 2001 monté Equipo Humano. ¿Por qué? Porque había aprendido una metodología basada en la cohesión de equipos desde una perspectiva experiencial que me entusiasmó.
¿En qué consiste?
En exponer a las personas a una experiencia, posteriormente ellas observan cómo lo han hecho. A partir de ahí analizan qué pueden hacer mejor y cómo cambiar. Este es el punto para desarrollar conductas.
¿A qué tipo de experiencias se somete a las personas?
La más típica es la de la tela de araña. Cubren una distancia de 800 metros en 12 minutos en la montaña. Cada uno cuenta con un aparato que le permite tener una idea aproximada de donde están, pero necesitan los utensilios del resto para no perderse. Al llegar al punto se encuentran con una tela de araña con tantos huecos como personas y cada equipo tiene que cruzar de un lado a otro. Nuevamente se necesitan los unos a los otros, y mucha planificación.
¿Y esto para qué sirve?
Para analizar, sintetizar, decidir, ejecutar, evaluar y realizar seguimiento. Es el proceso natural de toma de decisiones.
Pero ¿luego lo pueden aplicar en su trabajo cotidiano?
Sí. Adquieren compromisos y aprenden a cambiar conductas concretas. A los quince días se evalúan los resultados y se analiza por qué sí o no ha fallado. La formación experiencial al aire libre funciona muy bien porque tiene resultados. Además tenemos constatado que aprender a través de la experiencia es más impactante y deja más huella que la experiencia teórica.
Por lo menos es divertido.
No está reñido divertirse con aprender. De hecho si te diviertes aprendes más deprisa. Hay que romper mitos como que estudiar o trabajar es un castigo. Hay que hacer las cosas porque te apetece hacerlas.
¿Como psicólogo lo tiene más fácil para organizar a la Asociación de Jóvenes Empresarios que preside?
Llegué aquí por accidente. Formaba parte de la anterior junta y al dimitir el presidente tomamos las riendas proponiendo acciones para generar valor a la sociedad.
¿Es más fácil hacer negocios desde posiciones como la suya?
Nosotros presentamos un plan estratégico, una de cuyas claves era acercar la innovación, creatividad, financiación, networking e internacionalización al asociado.
Para todo ello hay que relacionarse con políticos y banqueros. ¿Han conseguido algo?
Bueno, con los banqueros no tenemos relaciones. Con los bancos no hemos conseguido nada. Hemos recorrido todas las entidades financieras sin ningún resultado. Ellos nos ofrecen todo tipo de negocios, pero para ellos, para nosotros nada.
¿Por qué?
Dicen que es por la situación de crisis, porque están en fusión, porque están intervenidos, etc. Ni siquiera hemos conseguido un aval para presentarnos al concurso del Instituto Valenciano de la Juventud, que no hemos ganado, pero si lo hubiéramos conseguido tampoco lo podíamos haber hecho por no tener avalista. No tiene sentido que los bancos no apuesten por los jóvenes empresarios. Si dijéramos que no generáramos proyectos lo podría entender, pero verdaderamente no se entiende.
¿Con los políticos habéis tenido más suerte?
Sí, aunque tampoco tienen muchas posibilidades de ayudarnos. Hemos accedido al ICO, nos han ayudado a hacer las olimpiadas del emprendedor con el IMPIVA…
¿Recibís subvenciones?
No. AJEV es una asociación no política. En un pasado si hemos recibido subvenciones. Ahora no porque cuando cogimos la asociación lo que hicimos fue volcarla a Europa. Nos han aprobado un proyecto europeo para que 80 emprendedores aprendan de otros emprendedores europeos durante seis meses.
También han puesto en marcha un proyecto para crear una empresa sin financiación, ¿cómo?
Estamos recibiendo las inscripciones de todos aquellos que tienen una idea innovadora de negocio, no necesariamente tecnológica hasta el 30 de diciembre y empezaremos la «Operación Triunfo» del emprendedor, Operación Emprende. Habrá un casting donde se seleccionará a 30 personas que entrarán a formar parte de una academia, dirigida por Fernando Giner y con profesores de primer nivel, donde se les ayudará a desarrollar su modelo de negocio. El primer premio será de 3.000 euros para montar la sociedad y un bono de 9.000 de los asociados que le ayudará a poner en marcha el proyecto.
¿Por qué le llaman emprendedor cuando quiere decir empresario?
Creo que es una moda porque ambos términos quieren decir lo mismo. Aunque también hay emprendedores que no son empresarios.
¿Un país como España donde no se revalorizan ni las pensiones qué puede hacer con tanta innovación?
Revalorizar la innovación porque las pensiones se van a quedar como están. La innovación no consiste en grandes proyectos que requieren grandes inversiones. Para innovar solo hay que satisfacer la necesidad del usuario final. Si sabes llegar al cliente de una forma diferente, ya eres innovador. Es verdad que ahora todo el mundo se suma al carro de la innovación, pero de boquilla porque no hay tanta. Si hubiera innovación de verdad no estaríamos donde estamos. En España siguen habiendo tropecientos mil bares que no innovan, cientos de colegios sin innovación, miles de restaurantes, etc. Hay cuatro que la llevan como bandera y la gestionan bien.
¿A los emprendedores de hoy que no pueden obtener dinero del Estado cómo les sienta que otros la consigan?
No estoy de acuerdo. Los emprendedores pueden conseguir financiación del Estado. Otra cosa es que les paguen. Por ejemplo el IMPIVA acaba de abrir una línea de financiación para empresas de base tecnológica. También es verdad que para solicitar ayudas tienes que presentar un informe brutal. No hay que pretender que con cuatro folios te van a conceder la ayuda. Cada uno tiene que mirar su propio ombligo y ver cómo hace su trabajo. No por haber llegado tienes que dejar de aprender, ni por haber conseguido ayudas es gracias a tus contactos.
¿La edad es un hándicap para emprender?
No, puede ser un hándicap respecto a la ilusión y las personas son más prudentes, pero conozco mucha gente que sigue emprendiendo. Mi padre tiene 74 años y no para de hacer cosas.
¿Desde el 2001 cuando creo su empresa duerme mejor?
No, no duermo nada. A las seis de la mañana ya estoy en marcha. Existe un dicho que habla de la soledad del emprendedor. Cuando vas a dormir te viene todo a la cabeza y solo se suple un poco esa ansiedad con un buen equipo de trabajo.
¿Inglés o alemán como idioma de los negocios?
El inglés, aunque el alemán y el chino no paran de crecer.
¿Cree que el mundo va a cambiar en 2013?
No lo sé, pero deberían cambiar muchas cosas. Por ejemplo, que la banca empiece a apoyar a los empresarios a los que hoy da la espalda. Reconocer que los empresarios nos hemos equivocado apostando por una línea de actuación incorrecta. No se puede crecer sólo en beneficios, hay que crecer en recursos humanos, invertir beneficios en las empresas, asumir riesgos, ser un buen gestor de la ambigüedad y la incertidumbre, y vivir con eso. España también debería ser un país más serio, profesional y creíble. No podemos crecer con mensajes de «brotes verdes» ya podridos o con anuncios de que hasta el 2014 no vamos a salir. No se pueden dar mensajes falsos y sin compromiso. A los de aquí nos aburre y de cara afuera somos el hazmerreir.
¿A qué país miran los emprendedores valencianos?
A Europa y Sudamérica.
¿Con un millón menos de españoles según las últimas estimaciones qué pasará?
El problema es determinar qué coste va a tener esto para España. ¿Nos podemos permitir perder tanto talento? ¿Cuánto nos costará recuperarlos?
¿Qué piensa de la economía sumergida?
Creo que actualmente hay más economía sumergida que hace cuatro años. Hay muchos profesionales que sin darse de alta están dando servicios y eso nos obliga a los demás a bajar precios cuando no bajan nuestros costes de estructura. Y por otro lado, los que pagamos impuestos nos encontramos con una presión fiscal cada vez mayor. Deberían presionar más a los que practican esta economía y a los que colocan sus beneficios en paraísos fiscales.
¿En EE.UU. abrir una empresa cuesta 48 horas y aquí?
Dos semanas o menos. Se ha reducido el tiempo con la licencia exprés, pero seguimos esperando el famoso «IVA que no hay que pagar si no se ha cobrado la factura», pero que seguimos pagando; seguimos esperando aquellos beneficios fiscales para la contratación prometidos y… seguimos esperando. Vivimos en una situación de crisis aplicando soluciones antiguas cuando por su carácter excepcional las soluciones deberían ser otras.
Fuente: valenciaplaza.com