Recuerdo cuando estudiaba con mis amigas de la facultad para prepararnos un examen de alguna asignatura que nos resultaba más difícil. Sacábamos nuestras libretas, las fotocopias, fichas de trabajo, libros, etc. y una vez con todo el material en la mesa, cada una se iba haciendo sus anotaciones aclaratorias y su propio esquema mental de la información que compartíamos para, finalmente, darle forma y poder utilizar nuestros conocimientos en la prueba final, en la que teníamos que sacar muy buena nota.
El día del examen nos veíamos una hora antes aproximadamente en la puerta de clase y cada una llevaba sus apuntes, de hecho, aunque prácticamente eran muy parecidos, cada una se entendía mejor con lo que había ido escribiendo en los márgenes, los comentarios, subrayados, etc.
Analizando la situación con perspectiva me doy cuenta que cuando estudiábamos juntas, compartíamos mucha información y documentos pero al final, cada una de nosotras tenía su propio estilo de aprendizaje, aunque fuera muy parecido al de las demás.
Desde hace tiempo en Equipo Humano, consultora de recursos humanos, venimos estudiando sobre el estilo que cada persona tiene para aprender de la mejor manera posible y así garantizar la retención de la información, con el objetivo de convertir esto en un hábito.
Entre una de los investigadores que estudiaron este tema en profundidad encontramos al Dr. Félix Adam el cual creó su propia “Universidad Experimental” aportando ideas sobre la educación con un enfoque andragógico (estudios relacionados con el aprendizaje de las personas adultas). La andragogía, considerada como ciencia, hace hincapié en la biología del individuo y sobre todo, en la sociología, siendo este un parámetro fundamental para determinar los niveles de conocimientos de los adultos.
En su propia página web, después de poder leer algunas de sus opiniones con respecto “al partido” que se le puede sacar a una persona cuando tiene cierto nivel de razocinio, he podido leer una frase digna de transcribir aquí «No preguntes si la educación es cara u ocupa demasiado tiempo, pregúntate cuánto cuesta la ignorancia».
A partir de sus grandes estudios, los consultores de RRHH hemos seguido documentándonos sobre cómo aprendemos. Hay un test muy sencillo que me ha sorprendido gratamente por las dimensiones que éste contempla y que puede utilizarse como una herramienta de automotivación para descubrir aspectos desconocidos. Se trata del Cuestionario VARK (creado por el neozelandés Neil Fleming y el estadounidense Charles Bonwell), el cual ayuda a la persona que tiene interés por aprender a que conozca su mejor manera de percibir y procesar la información para potenciar estos aspectos y así mejorar su desarrollo personal y profesional. También le resulta muy útil ese cuestionario a los profesores, los cuales descubren las preferencias de sus alumnos.
Por ejemplo, en una pregunta la persona que responde debe marcar una alternativa u otra en función de cómo le gustaría que le dieran feedback después de haber realizado una prueba. Las opciones que se contemplan en esta ocasión son: si utilizando gráficas que muestren lo que se ha conseguido, mediante una descripción escrita de los resultados, escuchando a alguien haciendo una revisión detallada del desempeño o utilizando ejemplos de lo que se ha hecho.
Respondiendo a cada una de las preguntas finalmente puedes comprobar si eres una persona que generalmente captas la información visualmente (normalmente necesitas que los mensajes vengan acompañados de imágenes y gráficos por ejemplo), o si tienes un estilo de aprendizaje más oral (interiorizas temas al discutirlos y debatirlos con los demás, escucharlos de otra persona, explicando las cosas a otra persona), posiblemente tengas un aprendizaje basado en la lecto-escritura (notas, manuales, escribir las cosas varias veces) o por el contrario, tienes un estilo kinestésico (demostraciones, hacer preguntas de comprobación, probar y hacer).
Conecta esta clasificación con los trabajos ya conocidos de Programación Neurolonguística (P.N.L.) donde la relación entre los modelos de pensamiento y la comunicación establece una conexión primordial para determinar un estilo propio en cada persona.
Es un tema generoso y sorprendente donde cualquier teoría de aprendizaje te conecta con otro genio que ha investigado sobre este tema. Para los docentes, formadores, consultores… es importante toda la información que se recoge ya que el desarrollo del personal al que dirigirte puede hacerse de diversas maneras, aspecto que desde hace tiempo nosotros hemos tenido en cuenta en nuestra formación vivencial y experiencial donde la motivación personal queremos que esté siempre presente y por eso el proceso enseñanza-aprendizaje tiene que ser lo más personalizado posible dentro de lo que se pueda.
Lo más relevante es que, para cualquier persona o incluso un docente, al conocer cuál es el estilo de aprendizaje de cada uno, se tiene una información muy valiosa para transmitir conocimientos a un determinado colectivo haciéndolo de maneras más diversa y rica y sobre todo, conectando con su propio estilo para captar su atención y que los conceptos se retengan el máximo de tiempo posible.
Mónica Salvador · consultora de Equipo Humano