Decidir a qué profesional contratar es uno de los mayores desafíos de una empresa. Las investigaciones muestran que el 92% de los directores de Recursos Humanos tienen dificultades para encontrar personas con talento en las áreas clave de la compañía.
Si añadimos la urgencia actual en los procesos de selección, sobre todo en determinados contextos, actuar rápida pero eficientemente se convierte en una prioridad.
En algunos procesos puede suceder que, a pesar de haber comprobado la formación, experiencia y competencias del candidato en el proceso, todavía tengamos dudas a la hora de contratar a una persona, o disponer del raro privilegio de tener dos candidatos que a priori parecen igual de competentes.
En estas situaciones es importante considerar varios puntos a la hora de decidir:
Pensar en el largo plazo.
Las necesidades inmediatas pueden ser abrumadoras y presionarnos a contratar rápidamente a la persona que pueda cubrirlas, pero no olvidemos nunca mirar al futuro: elijamos al candidato que tenga habilidades más amplias, interés en el aprendizaje o potencial de liderazgo.
Encaje con la cultura de empresa.
Esto realmente es un “must” en cualquier incorporación al equipo. ¿La forma de trabajar de esta persona se adaptará a la de la empresa? ¿se llevará bien con sus compañeros? ¿Sus valores están en línea con los nuestros?
La cultura organizacional tiene una influencia considerable en los procesos reclutamiento, integración y retención de los colaboradores, y un desajuste del candidato nos abocará irremediablemente al fracaso, por muy buenas competencias técnicas o de liderazgo que posea.
Algunas de las preguntas para testear si la persona está en línea con los valores y cultura de empresa son: ¿En qué tipo de ambientes te sientes más a gusto para trabajar? Descríbeme cómo es tu estilo de trabajo. ¿Cuáles son los valores más importantes que posees? ¿Por qué? Descríbelos. ¿Por qué quieres trabajar aquí? ¿Cómo describirías nuestra forma de trabajo con base en lo que has visto, leído o escuchado? (esta información es válida también para desarrollar employer branding).
¿Cuál es tu lugar de trabajo ideal? ¿Cómo te imaginas tu vida en la empresa? ¿Qué expectativas tienes de la posición? ¿Qué expectativas tienes de la empresa? ¿Has tenido algún acercamiento a este sector? ¿Cuál fue? ¿Cómo fue tu experiencia? ¿Qué es lo que más te gustaba y te molestaba de tu anterior trabajo? ¿Por qué decidiste renunciar o salir de ahí?
Preparación y entusiasmo con la oferta y con la empresa.
¿Se preparó el candidato la entrevista investigando sobre la empresa y el puesto? ¿Hizo preguntas que demostraban su interés en incorporarse al equipo? ¿Demostró su inquietud por realizar seguimiento después de la entrevista? El 50% del éxito en la empresa depende de la preparación y el seguimiento, así que si lo hace en el proceso de selección lo hará también en su trabajo diario.
Si tienes un candidato que cumpla estas condiciones es que has hecho un buen trabajo y tienes muchas posibilidades de acertar. Quizá te haya costado más tiempo del que querías, pero vale la pena invertir el tiempo necesario.
La selección es un proceso estratégico en cualquier empresa: cuando acertamos los beneficios son inmensos, pero si fracasamos los costes, y no solo económicos, también lo son.
Yolanda Portalés. Humana de Equipo Humano.
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