PUES SÍ, desde hace mucho tiempo que se habla de Talento.
En la época romana el «Talento» era el plato que servía para pesar las mercancías y a cambio te daban unas monedas llamadas «talentos». En la antigua Grecia un talento equivalía aproximadamente a 20 kilos de plata y en función de lo trabajado se recogían tantos talentos como mercancía llevabas.
Pero lo más curioso es cuando se habla de Talento en el nuevo testamento, en concreto en el Evangelio según Mateo o en la parábola de las diez onzas según el Evangelio de Lucas. En ambos casos un hombre que abandonaba su hacienda, llamó a sus tres siervos y repartió una serie de «talentos» entre los tres.
A la vuelta les pidió que les explicará que habían hecho con los «talentos» que les había repartido. Dos ellos habían duplicado los «talentos» a través de siembras, negociaciones, comerciando, etc. El tercero había escondido bajo tierra el «talento» que le había dado por miedo a perderlo y ser castigado.
A los dos primeros se les otorgó la bendición y el beneplácito de poder gestionar la hacienda de por vida, en cambio el tercero, fue castigado por no haber tenido la perspicacia de buscar opciones para duplicar el «talento» que se le había entregado.
Los dos primeros hombres habían tenido el valor de arriesgar para empezar a negociar, a buscar otras formas de duplicar aquellas preciosas monedas, a través de sus habilidades, de la búsqueda de nuevas oportunidades, poniendo en marcha el Talento que tenían y dejando de lado el miedo al fracaso.
No solo pusieron en marcha su actitud, su aptitud y su acción, sino que lo hicieron en un tiempo determinado, y nunca mejor dicho, que con la propia determinación de conseguir el éxito siendo conscientes de las posibilidades de fracaso.
Pues podríamos decir que para que aflore el talento dentro de las organizaciones tenemos que dejar el espacio suficiente para que esto ocurra. Nos podemos encontrar con personas que a primera vista no tienen nada de talento y cuando se les da el espacio necesario para desarrollarlo, nos sorprenden gratamente.
Deja espacio para tener un equipo con Talento.
José Enrique García, director general de Equipo Humano.
Vía: El Mundo