En diversas conversaciones con colegas de la profesión, gerentes y trabajadores de empresas que, por su puesto de trabajo, no pueden tener una visión tan holística de la empresa, ha salido este tema a relucir en varias ocasiones: puedo medir muchas cosas en la empresa pero… ¿el trabajo del día a día de mi gente se puede?
Cuando se gestiona adecuadamente una empresa hay que dedicarle bastante tiempo a analizar los movimientos bancarios, el activo, pasivo, los gastos de explotación… hasta conseguir tener frente a ti una clara cuenta de resultados que te sirva para tomar decisiones importantes referentes a la viabilidad de la misma.
Si la empresa cuenta con un departamento de producción, se hace hincapié en aplicar un modelo de gestión enfocado a la producción ajustada, donde se focaliza la atención en la reducción de distintos tipos de «desperdicios», como son los tiempos de espera, la sobreproducción, los defectos, etc., todo lo cual puede medirse.
Pero, cómo no, también necesitamos personal administrativo, comercial, de logística, de la oficina técnica, etc. Y ahí es cuando llega la «discusión». ¿Cómo mido yo el trabajo de este equipo de personas? ¿Cómo comparo el antes y el después? ¿Cómo puede conseguir una «cuenta de resultados» de lo conseguido hasta el momento para tomar decisiones?
Y sí que es verdad que el trabajo es costoso y delicado pero… se puede. Y no es solo que se pueda, es que se necesitan tener una serie de indicadores cuantitativos para todos los puestos, que nos permitan valorar y evaluar el rendimiento, en base a ítems objetivos, vinculados a números, pues al final, lo queramos o no, quien dirige un negocio de una de las cosas que más debe saber es de «matemáticas»… o acompañarse de profesionales expertos en ello.
Así que vuelvo a repetirle a mis colegas que sí puede medirse lo que antes se creía que no, pues una dirección por objetivos donde las funciones/tareas de los empleados sean medibles, ayuda a alinear cualquier resultado de la organización con el objetivo final: dónde estamos, dónde queremos llegar, a dónde podemos llegar (que no es lo mismo) y sobre todo ¡con cuánto dinero!
Mónica Salvador
Consultora de Equipo Humano