Creo que después de 15 años trabajando en el mundo de los recursos humanos me puedo permitir el lujo de hablar de ellas como si de una disciplina científica se tratara.
Han sido 15 años de verdadera locura empresarial en los que, evangelistas de la importancia de la persona como yo, nos teníamos que tropezar con aquellos que decían que lo más importante era los procesos o la maquinaria. 15 años que han dado como fruto muchos «aprendimientos» (concepto acuñado por un gran amigo mío que significa aprender constantemente durante toda la vida del ser humano).
He aprendido que siempre tienes que ayudar a las personas sin esperar nada a cambio, de lo contrario, puede ser que te quedes esperando y esto lo que genera es frustración. He aprendido que escuchar es más importante que hablar, a pesar que lo que oigas no te guste. Durante mucho tiempo me he dedicado a escuchar a clientes, compañeros de trabajo, grandes gurús de los recursos humanos, así como amigos profanos en la materia, pero que querían lo mejor para mí. Escuchar, qué bonita palabra… y qué difícil de aplicar. Que toda organización necesita una regeneración. Al igual que los políticos no deberían estar más de ocho años en un cargo (y esto es una opinión muy personal), los líderes de empresas deberían dar relevo generacional conforme va pasando el tiempo para convertirse en meros «suministradores de opinión gratuita». Esto es difícil de entender para un director general o propietario de una empresa, pero os garantizo que es así.
Que el pensamiento diferente y divergente con la dirección es un atributo de valor para la misma. Fuera los pelotas, pero también fuera los críticos que siempre destruyen sin aportar, los que critican desde el burladero pero nunca saltan a la arena para demostrar lo que saben y quieren.
Me faltarían páginas y páginas de este maravilloso diario para describir los grandes aprendimientos que he experimentado tras 15 años cercano a las personas. Pero lo más importante en estos momentos para mí es seguir aprendiendo otros 15 años más junto a ellas. Personas con ganas de construir, personas que sonríen por la mañana, personas que ayudan a que las cosas sean más fáciles, personas serenas, personas de compromiso y humildad. Y, sobre todo, junto a todas las variables que definen el término persona.
José Enrique García – Director General de Equipo Humano – @JEGarciaLlop – joseenrique@equipohumano.com
Lee el artículo en El Mundo haciendo click aquí.